ninguna virtud es grande

mientras que nosotros hacemos los mismos propósitos que ellos,
pero no perseveramos en su cumplimiento como ellos perseveraron.
Nosotros empezamos con muy buena voluntad,
a veces hasta venciendo no pocas dificultades;
la cosa "pinta muy lindo".
Pero a poco de comenzar, vamos cediendo en intensidad,
luego perdemos ilusión y al fin abandonamos definitivamente.
¡Fue una lástima! ¡Prometía tanto! ¡Esperábamos tanto!
Al fin, nos quedamos sin nada. Y comenzaremos de nuevo, para luego volver a dejara otra vez.
Realmente, sin la constancia ninguna virtud es grande.
Los cinco minutos de Dios de Alfonso Milagro
0 comentarios:
Publicar un comentario